La medida de Trump pone fin a las negociaciones encabezadas por Richard Grenell, que buscaban explorar posibles acuerdos entre Estados Unidos y Venezuela.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, puso fin a los esfuerzos diplomáticos con Venezuela, confirmaron fuentes oficiales en Washington al diario The New York Times.
Richard Grenell, enviado especial de la Casa Blanca y director ejecutivo del Centro Kennedy, encabezaba las conversaciones con funcionarios venezolanos de alto nivel. Sin embargo, durante una reunión con mandos militares celebrada el jueves, Trump llamó directamente a Grenell y le ordenó detener de inmediato toda comunicación diplomática con Caracas.
El mandatario, de acuerdo con el medio, habría expresado su frustración por la falta de avances.
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Añade que Trump se mostró decepcionado ante la negativa del presidente Maduro a aceptar las exigencias de Washington de abandonar el poder, y por la postura de sus representantes, que han negado de forma reiterada cualquier vínculo con el narcotráfico.
Fuentes del gobierno señalaron al diario que el presidente Trump ha considerado distintos escenarios militares para aumentar la presión sobre Caracas, incluidas opciones destinadas a forzar la salida de Maduro.
Operaciones militares en el Caribe
El secretario de Estado y asesor de seguridad nacional, Marco Rubio, calificó a Maduro de un dirigente “ilegítimo” y recordó que enfrenta una acusación formal por narcotráfico en Estados Unidos. Además, lo describió como un “fugitivo de la justicia estadounidense” y anunció que Washington elevó la recompensa por su captura a 50 millones de dólares.
Un funcionario de la Casa Blanca afirmó que Trump está dispuesto a usar “todos los elementos del poder estadounidense” para evitar que las drogas ingresen al país. Según la fuente, el Presidente envió mensajes directos a Maduro exigiendo el fin de las operaciones del narcotráfico venezolano.
Otra persona cercana a las conversaciones aseguró que el propósito de Grenell era alcanzar un entendimiento que redujera las tensiones y abriera la posibilidad de que compañías estadounidenses volvieran a operar en el sector petrolero de Venezuela. Sin embargo, Rubio y sus aliados habrían considerado que esas negociaciones generaban “confusión” y no ofrecían resultados concretos.
Ni Grenell ni los representantes venezolanos se pronunciaron sobre la suspensión de los contactos diplomáticos.
La decisión representa un cambio importante en la política exterior de Washington hacia Caracas. Mientras tanto, Estados Unidos mantiene desplegados en el Caribe al menos ocho buques de guerra, un submarino de propulsión nuclear de ataque rápido y más de 4.500 soldados, bajo el argumento de combatir el narcotráfico.
Maduro sostiene que esas operaciones buscan propiciar un cambio de gobierno e imponer “gobiernos títeres” en la región.
Desde agosto, las fuerzas estadounidenses han destruido al menos cinco embarcaciones vinculadas al narcotráfico en el Caribe Sur, acciones que dejaron más de 20 muertos. Trump ha justificado estos ataques al declarar que el país se encuentra en un “conflicto armado no internacional” contra los carteles.
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Con información de El Nacional.