El testimonio del asesino de Miguel Uribe Turbay aporta nuevos detalles sobre la planificación del atentado: presiones psicológicas, instrucciones recibidas de alias “Chipi” y la existencia de interlocutores extranjeros.
El menor de edad que el 7 de junio disparó contra el senador y candidato presidencial Miguel Uribe Turbay relató en una declaración judicial la cadena de eventos que lo llevaron a cometer el asesinato.
En la declaración, cuyos extractos han sido difundidos por la revista Semana, el menor indicó que su implicación comenzó como una labor en la venta de drogas en bares del barrio El Muelle, Engativá, hasta que recibió instrucciones de alias el Caleño y, posteriormente, de un hombre identificado como Élder José Arteaga, alias el Costeño o Chipi.
El joven contó que, la mañana del ataque contra Uribe Turbay, le ordenaron alistarse y estar bien presentado y que borrara las conversaciones previas, un gesto que él interpretó como sospechoso. “Me hizo borrar las llamadas que habíamos tenido”, afirmó, y reconoció que allí empezó a “sentir algo raro” porque esas exigencias no eran habituales en los trabajos previos.
La orden y la amenaza
El relato del menor detalla cómo, tras ser recogido en una moto y llevado al parque El Golfito, fue abordado por un hombre tatuado y una mujer con vestido rosa. Frente a la foto de la víctima, el menor recibió la instrucción explícita: “Pille, toca acostar a este man”.
La mujer sacó el arma y le advirtieron que no podía retractarse si quería proteger a su familia: “A menos que quiera que su familia esté en riesgo y usted también… Usted sabe, me toca callarlo”.
Además, alias Chipi le preguntó si prefería “ráfaga o tiro a tiro” y le exigió una descarga de entre cuatro y siete disparos contra Miguel Uribe Turbay, indicando el punto exacto de impacto: “Detrás del cuello”. Le ofrecieron garantías: “La Policía ya está toda comprada”, y que los agentes a cargo “se harían los bobos” por unos minutos para facilitar la huida.
Interlocutores extranjeros y desaparición de pruebas
El menor narra que recibió videollamadas desde números con prefijos internacionales y describió al interlocutor como “un man con gafas Cartier, todo tatuado”. También afirma que, antes de salir del vehículo, escuchó conversaciones que aludían a escoltas y a la supuesta complicidad de policías en el lugar.
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En su declaración, el menor asegura que parte de las pruebas —conversaciones y registros en un celular— desaparecieron el día del hecho: “El celular nuevo, el que botaron al río”, dijo. Aseguró que, al ser retenido por la comunidad y el esquema de seguridad del senador Uribe Turbay, ofreció entregar toda la información almacenada en ese aparato, posibilidad que hasta ahora la Fiscalía no ha mencionado públicamente.
Estado de la investigación del asesinato de Miguel Uribe Turbay
El testimonio del menor ha sido incorporado en las actuaciones, pero, según fuentes judiciales citadas en su relato, la Fiscalía General no se ha pronunciado sobre la desaparición del dispositivo ni sobre las potenciales conexiones internacionales y policiales que denuncia el condenado.
La investigación por el asesinato de Miguel Uribe Turbay deberá determinar la veracidad de las afirmaciones, identificar a los presuntos instigadores y establecer posibles responsabilidades en la cadena de mando y logística del atentado que conmocionó al país.
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Con información de El Nacional.
            
        







